News Eseuro English

“I see myself with strength to be one hundred percent in the Principality, but my battle against cancer will still last years”

Aunque pesa 14 kilos menos, Borja Sánchez García se siente “fuerte” y “afortunado”. El consejero de Ciencia, Empresas, Formación y Empleo está de vuelta, tras haber sido intervenido de urgencia el pasado mes de enero por un cáncer de colon. El científico langreano estuvo “muy malín” y, según admite en una entrevista concedida en exclusiva a LA NUEVA ESPAÑA, si no hubiese sufrido una inflamación intestinal ajena al tumor, “no hubiera llegado a los programas de cribado”, que empiezan a los 50 años. Sánchez tiene 43. “Mi cáncer no da señales y tampoco es genético. Fue una lotería”, afirma.

-Una mala lotería.

-O buena… Ya de tenerlo, tenerlo así, ¿no?

Borja Sánchez regresó a su despacho en el Principado el pasado martes, tras casi tres meses de baja, y su dedicación asegura que será del “cien por cien”. La batalla contra el cáncer aún será larga, de “años”, y por delante tiene cuatro meses de quimioterapia. Pese a ello, el investigador del CSIC en excedencia mantiene las ganas intactas de mejorar la ciencia asturiana. Con los ojos vidriosos en algunos momentos, el Consejero se abre en canal en esta entrevista para contar cómo fue el peor momento de su vida.

-¿Cómo se encuentra?

-La verdad que físicamente ya me encontraba bien desde que finalicé el proceso quirúrgico. Y mentalmente también. Al final esto es una situación sobrevenida que, dentro de la gravedad, he tenido suerte. Se detectó a tiempo y el pronóstico es muy bueno. Eso ayuda a que me sienta fuerte.

-¿Cómo sucedió todo? ¿Qué pasó el sábado 11 de enero?

-Llevaba dos semanas, sobre todo la última, con bastantes molestias. Yo ya arrastraba una intolerancia al gluten que me hacía de vez en cuando tener molestias intestinales, entonces tampoco le di mayor importancia. El 11 de enero ya fui preocupado a urgencias ambulatorias, porque los dolores no pasaban. Me fueron recetando medicación, pero llegó un momento en el que el dolor fue muy intenso, así que fui a las urgencias del hospital Valle del Nalón. Es ahí donde me dicen que tengo un tumor en el colon.

-¿Cómo dirigió ese duro diagnóstico? Cáncer a los 43 años.

-Fue inesperado, obviamente. Sospecha que algo tenía, pero uno nunca piensa en un tumor. Piensa en piedras en la vesícula, en una enfermedad inflamatoria intestinal… La sensación fue la de cuando estás en una montaña rusa. Esa adrenalina que sube… Quedé en shock. Luego ya entró el cerebro racional y sabía que en la mayoría de casos son tumores que están localizados, que hay muchísimos tratamientos, que tenemos un sistema sanitario excelente… Y eso me tranquilizó. Por su localización, en el colon derecho, mi tumor era raro y estaba en fase tres expandiéndose. La suerte que tuve es que el tumor colaboró para que hubiese una oclusión intestinal, porque normalmente este tipo de cáncer no da señales. De hecho, mi oncólogo me dijo: “Si lo llegas a tener cinco centímetros más abajo, cuando hubiese dado señales, ya te hubiese perforado el colon o se hubiese extendido a otro órgano”. Este tumor no es genético. Es una lotería.

“Sospechaba que algo tenía, pero uno nunca piensa en un tumor; sentí estar en una montaña rusa, me quedé en shock”

-¿Cuántos meses le quedan de tratamiento?

-De quimioterapia me quedan cuatro meses. Pero la batalla contra el cáncer todavía voy a tenerla durante muchos años. Porque va a haber que seguir pasando controles y verificar que el cáncer no ha vuelto. Que reaparezca es una posibilidad.

-¿En qué consiste su tratamiento?

-Es quimioterapia y es doble. Consiste en dos moléculas. Una se llama oxiloplatino (es platino) y se administra por vía catéter venoso. Lo que hace es interferir en la recopilación del material genético de la célula. De tal forma que, cuando una célula se divide muy rápido, esta molécula interfiere y la célula muere. La otra molécula se llama capecitabina, se administra en pastillas y es un antimetabolito. Lo que hace es parar el metabolismo de la célula.

-¿Qué efectos secundarios le producen?

-Sobre todo, en los días siguientes al tratamiento, hipersensibilidad al frío, al acumularse el platino en los nervios periféricos. En las yemas de los dedos tengo calambres. Es como si tuviese los dedos llenos de alfileres. Y luego también tengo cansancio, a veces pérdida de memoria pero muy leve, alguna náusea… Pero todo es perfectamente controlable.

-Durante su baja, ¿en qué empleó el tiempo libre?

-Aproveché para acabar cosas que tenía pendientes todavía de mi pasado científico.

Procuraba estar intelectualmente activo. Aproveché también para hacer un montón de cosas pendientes en casa, bricolajes menores. También renové un montón de plantas y puse flores de temporada. Escribí sobre algún tema de divulgación… Y, sobre todo, pasé tiempo con la familia. Fue una recuperación activa y eso creo que me permitió recuperarme muy rápido de la cirugía. Estar en casa está bien si no tienes otro remedio. A mí me dieron el alta el sábado 25 de enero y ese mismo día por la tarde fuimos a ver a unos amigos de mi crío. Acabé agotado, pero ahí estuve. Y en el hospital, el mismo día que me subieron a la habitación tras la operación ya me puse de pie. Si se puede, hay que hacerlo.

-¿Cómo vivió su hijo de 8 años su enfermedad?

-Él fue consciente de lo que pasaba desde el primer momento, aunque fui dosificándole la informando. Fue duro. Me sirvió mucho para explicárselo el juego de operando, en el que tú metes y sacas piezas del cuerpo humano. “Mira, tengo una pieza que no me funciona muy bien y me la tienen que sacar para ponerme otra”. Al hospital no quise que viniese, porque estaba entubado por todos lados. Ya en casa, coincidió que estaba estudiando Ciencias Naturales y el sistema digestivo y le pude explicar… “Tuve esto aquí, me tuvieron que cortar de aquí a aquí, también me cortaron este trozo y con ese trozo que sobró me lo recompusieron en la parte derecha”. Esto también le sirvió a él para entender que ha habido un susto y que la vida no es como la que él conoce: feliz y plena. La vida tiene sus dificultades y hay que enfrentarles.

Borja Sánchez the interview / Irma Collín

-¿Echaba mucho de menos el trabajo como Consejero?

-Sí, lo eché de menos, porque es un lugar desde el que se pueden hacer muchas cosas. Y en estos cinco años hemos hecho muchísimas. Pero si volvía, quería hacerlo con todas las garantías. No quería reincorporarme para dentro de un mes tener que irme a mi casa.

-Y ese momento llegó el pasado martes.

-Pedí el alta voluntaria, porque he finalizado la recuperación de la cirugía, he comenzado el tratamiento y he visto cómo me sienta y he comprendido que puedo manejar los efectos secundarios. Me veo con fuerzas para estar al cien por cien, lo cual no quiere decir que la presencialidad tenga que ser del cien por cien. Hoy en día hay medios para trabajar a distancia cuando sea necesario. Pero yo las vueltas al 20% no las concibo. Obviamente, ahora hay también un viceconsejero (Iván Aitor Lucas del Amo) y habrá temas que lleve él. Pero allí donde este yo, cien por cien de dedicación.

-¿Qué fue lo primero que hizo en su vuelta al trabajo?

-Pasar por la Secretaría General Técnica. Allí me tenían preparados unos regalinos y aproveché para agradecer a mi equipo todo el trabajo hecho. Gracias a ellos, mi marcha no se notó en la Consejería. No obstante, ya había venido por aquí antes, aunque fue de forma no oficial. Mi primer acto fue el miércoles. Acompañé al presidente Adrián Barbón a a una reunión con el presidente de Indra.

-De todos los mensajes de apoyo que recibió, ¿hubo alguno que le impactase especialmente?

-Recibí tantísimos… Los que más impactan son los que viene acompañados de “yo lo pasé”. En estos meses me escribió muchísima gente que no conocía y que está pasando por el mismo proceso que yo. Te das cuenta entonces de que de esto no está libre nadie y de que tenemos que esforzarnos en mejorar. En mejorar los programas de cribado, en conseguir más ensayos clínicos, más medicamentos específicos y eficaces… Yo hice la pregunta de cuánto me hubiese costado mi procedimiento en el sistema sanitario privado y me dijeron que 50.000 euros. Eso en España. Así que debemos valorar el sistema público de salud que tenemos y su personal, que es de altísimo nivel. Quiero que conste mi agradecimiento a todo el personal que me atendió: desde el oncólogo hasta el que te baja a hacer una prueba, la enfermera que te mide la tensión, que te pone la medicación… A todos.

Tras lo vivido, ¿qué mensaje lanzaría a la población asturiana?

-Una de las personas con la que hablé varias veces es con (Carlos López) Otín y me dijo que lo que se está observando es que cada vez es más frecuente la aparición de cáncer colorectal en menores de 50 años. Sin embargo, de momento, según Otín, no hay suficientes datos epidemiológicos poblacionales para establecer una causa. Dicho esto, dividiría el mensaje en dos partes. Primero, para quien está pasando por ello: infórmate. Hay que documentarse de todo: ¿qué te miden los marcadores?, ¿cómo ha sido tu cirugía?, ¿cómo es tu tipo de cáncer?, ¿en qué estadío está? Esa información hay que tenerla, porque da tranquilidad. Y me estoy dando cuenta, por los mensajes que recibo, de que mucha gente que pasa por un tratamiento no sabe en realidad lo que les están poniendo. Yo se lo intento explicar con palabras normales.

-¿Y el segundo mensaje?

-Para la población en general. El pasado 31 de marzo fue el Día Mundial del Cáncer de Colon y la consejera de Salud decía que la participación en los programas de cribado habían aumentado, pero que eran del 34%. ¡Hay que hacerse los cribados! Te pueden pasar tres cosas. Lo normal es que no tengas nada. La segunda opción es que te detecten una lesión antes de ser tumoral, es decir un pólipo. En ese caso, te echas una siesta, te hacen la colonoscopia y sales nuevo. Y la última posibilidad es que tengas algo y entonces te lo pillarán a tiempo. En tumores como el mío, anticiparse cada mes cuenta. Yo no hubiese llegado a un programa de cribado (empieza a los 50 años).

“Mi mensaje a la población es que se haga los cribados. Si tienes cáncer, te lo pillarán a tiempo. Cada mes cuenta”

-En su ausencia se aprobó la Ley de Ciencia, su proyecto estrella. ¿Le entristeció no haber podido estar en la Junta General para defenderla?

-No, al contrario. Cuanto antes pudiese estar aprobada, mejor. Lo seguí por internet, desayunando, y justo antes había hablado con la vicepresidenta. Claro que me hubiese gustado estar allí defendiéndola, pero al final el Gobierno de Asturias somos uno. Y lo principal, como decía, era que estuviese aprobada, y además con el mayor consenso posible, como así fue.

-¿Qué aportará esta ley a la ciencia asturiana?

-Tres cambios fundamentales, que cuando el presidente Adrián Barbón decidió crear en 2019 la Consejería de Ciencia ya teníamos en mente. Por un lado, supone que año a año en los presupuestos regionales se irán recogiendo incrementos en I+D. Esto es muy importante porque sabemos que aquellas regiones prósperas y más resilientes a todas las turbulencias que estamos viviendo en el plano internacional son justamente las que tienen mayor desarrollo tecnológico e invierten en I+D. En segundo lugar, esta ley crea un “CSIC asturiano”, de forma que la administración del Principado puede convocar plazas de científicos no solo en lugares que pueden ser más evidentes, como el Serida o la Finba, sino también en aquellos departamentos del Gobierno en los que se considere que sea necesario tener investigadores en plantilla. Relacionado con esto está la regulación del Sistema Asturiano de Ciencia e Innovación. Es decir, no teníamos definido quién es quién y no teníamos tampoco bien identificados lugares en los que se está haciendo mucha ciencia, como los museos.

-Queda una tercera pata.

-La que va orientada a cómo hacemos que la ciencia que se genera en nuestra comunidad autónoma se plasme en nuevos productos, nuevas empresas, nuevos servicios avanzados… Ahí juega un papel muy importante la figura de los “sandbox”. Es un anglicismo, que se traduce como banco de prueba regulatorio y con el que pretendemos identificar lugares de titularidad pública en los que el proceso de innovación se pueda acelerar. Unido a esto está también que en la ley regulamos la compra pública precomercial, que es ir un paso más allá de la compra pública innovadora. Esta última es que la administración compra innovación, compra productos ya hechos que son innovadores. La compra pública precomercial supone que la administración compra tecnología para ayudar a que se transforme en un producto de mercado.

“Me gustaría que las primeras plazas de investigadores del CSIC asturiano saliesen en la próxima oferta pública de empleo”

-¿Cuándo podrían salir las primeras plazas del CSIC asturiano?

-A mí me gustaría que en la siguiente oferta pública de empleo se recogiese alguna. Esto, no obstante, será paulatino.

-¿Cuánto tiempo le dedicó a esta ley?

-(Resopla). Muchísimo, porque era un objetivo de esta Consejería. Lo que ocurrió es que cuando llegamos y empezamos a analizar en profundidad cómo estaba el entorno científico-técnico nos dimos cuenta que urgía más tener un mecanismo para gestionar administrativamente la ciencia y la innovación. Por eso priorizamos la creación de Sekuens.

-¿Sekuens está rodando como le gustaría?

-Mejor incluso. Hemos logrado hacer algo que a priori era muy complicado: no parar las convocatorias con la transformación del Idepa en Sekuens. Y no solo eso: hemos conseguido incorporar toda la parte de I+D y hacer un calendario de convocatorias, que se irá mejorando año a año. Eso nos convierte en una comunidad autónoma única.

-¿Qué ventajas ofrece Asturias para atraer fábricas de defensa?

-En primer lugar, anticipación. Ya empezamos a trabajar en ello en el 2021. Creamos el hub de defensa y comenzamos a establecer alianzas con actores clave como el TEDAE, el Ministerio de Defensa… Y en estos momentos lo que ofrecemos es agilidad. Asturias facilita su instalación en la región a todas aquellas empresas que quieran tanto aumentar su producción en la industria de la defensa como su capacidad tecnológica.

-¿Maneja plazos aproximados del proyecto de Solwafe para construir una gran fábrica de obleas de silicio en la Zalia?

-Plazos no se pueden manejar, son procesos complejos y, además, hay varios departamentos implicados. Lo importante es que esa iniciativa cuenta con el apoyo del Instituto de Transición Justa y ahora lo que queda es realizar todos los trámites necesarios para que sea una realidad cuanto antes.

“Asturias ofrece agilidad a las fábricas de defensa; facilitaremos su instalación en la región”

¿Qué opina del accidente en la mina de Cerredo? ¿Cree que tiene que haber dimisiones en el Principado?

-Mando todo mi apoyo a las familias, tanto de los fallecidos como de los heridos, a quienes les deseo una pronta recuperación. Y me adhiero a las palabras del presidente Adrián Barbón: que se llegue al final de lo que pasó, que se haga esa investigación y que la consejera de Industria dé todas las explicaciones, como se está haciendo.

-¿La tragedia de Cerredo podría alterar los proyectos de investigación que tienen en marcha para antiguas minas?

-No, son temas totalmente diferentes. Nuestros proyectos en instalaciones mineras van enfocados en transformar esos entornos en plataformas tecnológicas. Ahora mismo hay tres en curso. Está el pozo Carrio, que se va a centrar en la industria agroalimentaria, energética y la movilidad. Está el Pozo Barredo, en el que vamos a instalar el germen de la nube asturiana para almacenar datos de forma segura de la administración. Y por último tenemos un proyecto más disruptivo, ligado al sector aeroespacial. Se trata de habilitar una galería en el Pozo Santiago para recrear el ambiente de un tubo volcánico lunar. Y esto es así porque hay una misión internacional en curso, que se llama Misión Artemis, que busca establecer un asentamiento humano en la Luna. Y eso requiere muchísima investigación.

-¿Apoya la llegada de universidades privadas en Asturias?

-Actualmente, hay en trámite una universidad privada, que es la Europea, y dos centros adscritos, uno de la Nebrija y otro de la de Alfonso X el Sabio. En Asturias ya tenemos una universidad de calidad, que es la de Oviedo, pero creo que se pueden establecer sinergias muy interesantes entre nuestra universidad y estas otras privadas, que son complementarias. Nosotros donde no vamos a estar bajo ningún concepto es en posiciones políticas como las del PP y Vox, que les da igual qué tipo de universidad venga; aquí lo importante es la calidad.

-¿En qué fase están los tres proyectos?

-A dos ya se les ha enviado las cuestiones que tienen que subsanar. Son la Europea y la Nebrija. De la iniciativa de la Universidad Alfonso X tuvimos conocimiento el martes, por lo que es muy reciente.

-¿Los primeros estudios privados podrían ofertarse ya el curso que viene?

-Ahora mismo hay un real decreto que está en fase de borrador y hay que continuar con la tramitación. El escenario que se baraja es que empiecen en el curso 2026-2027.

-Eso contradice los planes de la Nebrija para Avilés, que anunció que arrancaría el próximo septiembre.

-Yo simplemente doy los escenarios como Administración. En su caso, tienen que completar la evaluación y luego deben tener unas instalaciones. Y también hay que hacer un decreto y para eso cinco meses no te los quita nadie. Así que lo razonable es mirar hacia ese escenario de 2026.

“Los primeros estudios universitarios privados barajamos que empiecen en 2026”

-En círculos internos, el Rector dice que echa en falta una defensa más firme de la Universidad de Oviedo por parte del Principado.

-La defensa y el apoyo a la Universidad de Oviedo es total y lo hemos demostrado con hechos. Con el contrato programa, que en seis años va a movilizar más de mil millones de euros, con la congelación de las tasas universitarias, gracias a la cual hoy cuesta 200 euros menos de media estudiar una carrera… El debate aquí tiene que ser un debate sobre la calidad del sistema universitario, no un debate de público contra privado. Son modelos compatibles y, si hay una universidad privada de calidad que se instala en Asturias, eso no quiere decir que se le quite apoyo a la universidad pública. Al contrario, lo que hay que hacer es dotarla de todas las herramientas necesarias para que pueda competir en igualdad de oportunidades. Y nosotros lo que queremos es que nuestra Universidad de Oviedo siga creciendo y siga estando en los proyectos transformadores de la nuestra comunidad.

-Quienes le conocen dicen que en este tiempo su cabeza no ha parado de pensar en nuevos proyectos. ¿Puede adelantar algunos?

-Me gustaría acabar de cerrar los que tenemos en marcha.

-¿Por ejemplo?

-La reforma de la ley del Serida, para adecuar el funcionamiento administrativo a un centro de I+D. Me gustaría también acabar de hacer la reforma del sistema del SEPEPA, mejorar el calendario de convocatorias de Sekuens, completar la nueva FP dual… Y sí, tengo otros proyectos en mente, pero ya veremos de cara a la negociación de los siguientes presupuestos. 

-

Related news :