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A “Cazatalantos” after the screen

A “Cazatalantos” after the screen
A “Cazatalantos” after the screen

El alemán de 53 años detenido por la Policía Local junto a su esposa de 48 por encerrar durante casi cuatro años a sus tres hijos de entre 8 y 10 años de edad en una casa de Fitoria se ganaba la vida sin ni siquiera salir de la vivienda. El varón, que alquiló la vivienda a través de una inmobiliaria en octubre de 2021 y se mudó a la misma con su familia dos meses más tarde, teletrabajó desde entonces como asesor de recursos humanos autónomo para varias empresas, a pesar de que era Doctor en Filosofía y había cursado estudios que le permitían impartir clases en institutos de su país de origen.

Al menos eso se desprende de los perfiles que el hombre tiene en las redes sociales, los cuales utilizaba principalmente para su profesional, pero también dejan entrever que era un gran seguidor de los actores protagonistas de la serie “Friends”, de sagas cinematográficas como “Star Wars”, “El Señor de los Anillos” o “Harry Potter” y del líder de la banda “Oasis”, Liam Gallagher.

El hombre asegura en sus redes llevar trabajando como “headhunter” (cazatalentos en castellano) desde 2008, aunque previamente trabajó dos años en puestos vinculados a la industria farmacéutica y desde 2010 enfocó todos sus trabajos a las tecnologías de la información, lo que explicaría su capacidad para trabajar desde casa y la curiosidad desvelada por la investigación de la Policía Local, de que la familia hacía todas las compras por internet.

Media, gathered on Wednesday before the courts. / IRMA COLLÍN

Esta vida volcada totalmente en la pantalla sería compatible con la decisión que tomó el matrimonio en 2021 de trasladarse a vivir desde Alemania a Oviedo. El cabeza de familia se empadronó a comienzos de 2022, mientras que su esposa, sus dos hijos gemelos de ocho años y su otro hijo varón de diez fueron desde entonces invisibles administrativamente para el Ayuntamiento, pues no constaba que residieran en la capital asturiana.

Los empleos descritos por el detenido, que ingresó junto a su pareja en la cárcel de Asturias el miércoles, al considerar la jueza que había riesgo de fuga e indicios de haber incurrido en posibles delitos de violencia doméstica con maltrato habitual psicológico y abandono de menores, son considerados puestos de trabajo cualificados con altas remuneraciones que habrían permitido a la familia hacer frente al alquiler de la casa de grandes dimensiones de la que estuvieron años sin salir.

La causa de la reclusión de los menores en la casa está todavía siendo objeto de investigación, aunque la madre de los menores, una estadounidense de raíces mexicanas, pero con pasaporte alemán, comentó espontáneamente a los agentes que los detuvieron que estaba de acuerdo con su marido en que sus hijos no salieran de casa porque tenía “graves patologías”.

La principal hipótesis barajada es que la pareja sufría una especie de miedo patológico al covid y respondió al mismo condenando a los menores a un encierro involuntario, durmiendo en cunas o camas de pequeñas dimensiones, rodeados de excrementos de gato, usando pañales a pesar de su avanzada edad y sin poder acudir a la escuela. Muestra de ello es que, según ha podido saber La Nueva España, además de colocar hasta tres mascarillas a los pequeños, la pareja tenía la casa llena de ozonificadores, unos aparatos que fueron muy demandados en pandemia, al considerar que eran efectivos para eliminar el coronavirus.

Una situación que se alargó hasta que “una vecina valiente”, como definió el edil José Ramón Prado a la mujer que dio la llamada de alerta de la situación de los menores, llamó a la Policía Local poniéndola en la pista para resolver un caso sin precedentes en la ciudad.

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