A veces ocurren coincidencias inverosímiles en el mundo de la tauromaquia. Si nos extrapolamos a la actualidad internacional, desde este miércoles se está realizando el cónclave del papa para elegir al nuevo sucesor. En cambio, en la Roma taurina, el nombre con el que apodaron la Maestranza en la campaña publicitaria de esta temporada, ya tienen otro candidato a ser el triunfador en los primeras votaciones: Andrés Roca Rey.
El lleno de “no hay billetes” hacía presagiar la expectativa de la tarde con el torero peruano. Si Morante de la Puebla es punto y aparte, el rey de los mortales es Roca Rey que ha rozado la Puerta del Príncipe con un lote excelente de Victoriano del Río.
Roca Rey with the crutch looking at the laying. / Rafael Avilés
Comenzaba el primero de sus compromisos el torero Roca Rey en el albero maestrante. Lo hacía, nada más y nada menos, que con un quite desde los medios al toro de Juan Ortega. Cinco chicuelinas y una revolera para empezar la tarde. Venía a por todas el peruano.
En su primer oponente, el torero recibió a Manisero con un efectivo recibo capotero. Fueron unas verónicas con las muñecas hacia dentro, como un delantal con el compás abierto. Le seguirían chicuelinas y un remate a una mano.
Miguel Ángel Perera with not his lots. / Rafael Avilés
El toro hacía cosas buenas, como las embestidas que le regaló a Perera en el quite por gaoneras. Roca Rey lo vio rápido. Antonio Chacón puso los palos con agilidad y arriesgó mucho en el segundo par. Se desmonteró como antesala a la gran faena que iban a presenciar los aficionados.
El comienzo fue rotundo. Unos estatuarios en las que el toro pasó muy cerca con mucha prontitud a los engaños. Hasta que improvisó un pase por la espalda emocionante, que asustó al público. Un molinete y un excelente pase de pecho fueron la firma del inicio.
Juan Ortega gives a right to one of his lot. / Rafael Avilés
Andrés supo que tenía un grandioso toro de Victoriano. Se llevó el toro a los medios a pesar del viento. Inició con la derecha a media altura, en las que el animal se rebozaba y llegaba a hacer el avión en algunas embestidas. Fue el presagio de lo que iba a suceder. El maestro Tristán ordenó amenizar la faena con el pasodoble “Churumbelerías”.
La siguiente tanda fue bestial. Roca Rey mezcló la ligazón con la hondura toreando a placer a este Manisero que remató con un pase de pecho interminable en círculo que encandiló a la Maestranza. Si esa tanda fue extraordinaria, al natural lo bordaría aún más. Era el pitón bueno del animal, parecía un carretón, con nobleza, bravura y calidad, siempre embistiendo por los vuelos de la muleta.
Roca Rey toreó como nunca lo había hecho en la Maestranza. Siempre encajado y llevando su muñeca zurda hacia detrás de la cadera. Entre tanda y tanda, andaba con un reposo y una despaciosidad para llenar la escenografía, como si hubiera que dejar paladear la obra. Una tranquilidad pasmosa cuando estaba realizando una de sus mejores faenas en el coso baratillero. Por ponerle un pero, tiró de su repertorio tremendista con un final que le pudo herir. Consiguió subirse encima de los pitones, asustando entre circulares, derechazos y pases de pecho. El triunfo lo tenía en la mano y no se le iba a escapar. Se tiró encima del morrillo, con el corazón y con la emoción de los presentes, para dejar una estocada en todo lo alto. Dos orejas de ley ante un gran toro.
Cuando caía la tarde, el peruano volvió a repetir un toreo con el capote diferente al de otras temporadas. Más ceñido en el cuerpo y más despaciosidad en los vuelos. Llegó hasta los medios con el sexto de la tarde jaleado por el público. Espiguita embistió al capote de Antonio Chacón de una forma prodigiosa.
Se puso a torear “pronto y en la mano” como diría el añorado Maestro Chenel. La primera tanda fue apoteósica, cinco derechazos aprovechando el galope del toro galopaba, una y otra vez. “Vaya lote le ha tocado” expresaron desde el tendido 9.
Con sones de Manolete, el diestro tiró de las excelentes embestidas de Espiguita con la mano zurda. Pecó de tirar líneas a este buen toro. Eso provocó que no tuviera la misma conexión con los tendidos como en el tercero de la tarde. Aún así, el torero tiró de su amplio repertorio con derechazos profundos, circulares y molinetes. Volvió a acortar distancias, donde él se se siente más cómodo para finalizar su labor. Pinchó con los aceros y no pudo salir por la Puerta del Príncipe.
Buena faena al primero de Perera
Recibió Miguel Ángel Perera al primer toro de la tarde de nombre Tallista. En los primeros compases de la lidia, embistió con cierta nobleza pero justo de fuerza. El extremeño supo las condiciones del animal desde el primer momento, mandó a su picador que levantar el palo. Antes de comenzar su faena, brindó al maestro “El Juli”, un icono de la tauromaquia y fiel abonado del tendido 3.
El torero de Badajoz se le nota muy cuajado. Sus más de veinte años de alternativa se demuestran en el buen momento que atraviesa y lo rápido que entiende las virtudes del animal. Perera comenzó con un trasteo limpio con la mano diestra y a media altura para que el animal no se cayera. Lo fue haciendo hasta meterlo en el canasto. Las dos primeras tandas fueron de cuatro y el de pecho, con un temple exquisito.
Hubo una tanda más profunda que destacó sobre las demás. Fueron cinco derechazos profundos apretándole un poco más al animal de Victoriano del Río, con cambio de mano y rematado con el de pecho que hizo rugir a la plaza. Sonó la banda del maestro Tejera. Le acompañaron unos naturales muy hondos y con un temple exquisito. Apenas se veía brusquedad. Una pena que el toro se rajara. Mató de una estocada trasera y la presidenta no quiso otorgar la oreja.
El cuarto de la tarde hizo cosas buenas durante la lidia. Rápidamente, Perera se puso desde los medios a torear con la muleta. Sin probaturas y a larga distancia. El animal acometió con bravura a la franela del extremeño. En la siguiente tanda, Perera se lo trajo al tercio para resguardarse del viento y la faena se diluyó. El toro de Victoriano del Río estuvo más pendiente de las tablas, sin querer embestir lo más mínimo con la misma largura que en el inicio. El diestro vivió la frialdad del público tras el triunfo rotundo de Roca Rey. Tiró líneas con el toro y finalizó su labor.
Un lote deslucido para Juan Ortega
Lucía Juan Ortega un bellísimo vestido verde manzana y oro en su segundo compromiso en la Maestranza. Hay que destacar la facilidad pasmosa con la que toreó el trianero con el capote. Lo ve muy claro. Desde salida le propinó unas verónicas con una enjundia y un empaque de otros tiempos.
Frenoso llevaba la cara por las nubes, siempre pendiente por encima del palillo de Juan Ortega. El torero sevillano lo intentó por ambos pitones intentando superar las dificultades del animal. Se puso paralelo a las tablas y toreando en línea con la mano diestra para ayudar al animal. Aún así, el animal se lo puso muy difícil siempre buscando la querencia a tablas lo que impidió el lucimiento.
Comenzó su labor en el quinto con un bellísimo inicio por bajó lleno de torería y sabor con muletazos y trincherazos que fueron una pintura. El animal tuvo humillación y buen comienzo en el trazo pero daba un derrote final que deslucía el muletazo. Ahí estuvo Ortega intentando superar esos cabezazos del toro. Por la derecha hubo varios muletazos sueltos de calidad con gran empaque, pero sin llegar a tener ligazón. Mató a los dos toros muy bien.
El apunte final de esta tarde ha sido la buena faena de Roca Rey al tercero de la tarde. Una obra rotunda y despaciosa llena de profundidad. Ese debe ser el camino del diestro en la temporada. Todo quedó en fumata negra tras pinchar al último de la tarde.
La ficha de la corrida
Plaza de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Undécimo festejo de la Feria de Abril 2025. Lleno de ‘No hay billetes’. Toros de Victoriano del Río,
- MIGUEL ÁNGEL PERERA, vuelta al ruedo y palmas.
- JUAN ORTEGA, silencio y silencio.
- ROCA REY, dos orejas y palmas de despedida.
Incidencias: se desmonteraron Antonio Chacón en el tercer toro.
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