Carlos Alcaraz is the “toughest” right in tennis, but it is not enough for him: “I have to hit more”

Luce Carlos Alcaraz estos días por la gira asiática su musculado biceps a todo trapo, dando plena exposición a esa hercúlea musculatura que asombra en el circuíto desde su irrupción en 2022. Jugando sin mangas, al estilo que popularizó Rafa Nadal en sus inicios, el murciano se ha reencontrado con su mejor versión tras la “saturación mental” que, en sus propias palabras, le llevó a sufrir un batacazo en los torneos americanos. El “titancito”, como le llama cariñosamente Novak Djokovic, está de vuelta con la misma fuerza de siempre.

Esa que no solo se queda en la estética poderosa de su brazo, si no que traslada a la pista a base de garrotazos con su arma predilecta, la derecha. En el último US Open, las sacudidas del número tres alcanzaron los 127 km/h de media, uno por encima de las del ganador del torneo, Jannik Sinner (126), según un estudio que publicó el propio torneo. Novak Djokovic, por su parte, se quedo en los 122 km/h. Una tendencia similar a la del resto del año, donde su golpe dominante ha volado con un promedio de 3 kilómetros por hora más que el del circuito.

Los dos más pegadores, los dos dominadores

En ocasiones, el murciano ha llegado a superar con holgura los 160 kilómetros por hora, a lo que hay que sumar una efectividad con el golpe que solo supera Sinner. Violencia y precisión viajan juntas de la mano cuando el murciano está inspirado, como ahora tras encadenar 11 victorias consecutivas. Según las estadísticas de la ATP, la calidad del golpe del murciano durante el año ha sido de 8,62 sobre 10, mientras que la del italiano se sitúa un par de décimas por encima, 8,80.

Y en la gira asiática, la cosa, al menos a juzgar por lo que dicen los rivales, va a más, en parte ayudados por el recurrente tema de la calidad y la aleatoriedad de las pelotas. “Estas pelotas favorecen a jugadores que pueden generar fuerza de las bolas muertas. Hay jugadores que tienen esa capacidad y otros que no. Y los dos mejores jugadores del mundo ahora mismo, que serían los mejores también con otras bolas, no tengo dudas, son los únicos que pueden generar una fuerza increíble. Son Jannik y Carlos“, aseguró el ruso Daniil Medvedev.

Carlos Alcaraz, at the Shanghai Masters. / ALEX PLAVEVSKI

Alcaraz es de esos que descose la bola, sea cual sea, y además no necesita que le venga fuerte para devolverla con violencia. Y Sinner, menos virtuoso pero más consistente que el murciano, no le va a la zaga. Ambos dominan el circuito, habiendo ganado dos Grand Slam cada uno este año, y lo hacen mandando con el drive, con el que solo Djokovic les hace frente (tercero en el ránking de eficacia, con v). Y los dos han llegado, a pesar del apretado calendario, haciendo valer esa condición de líderes del tenis mundial.

Una racha de 11 partidos ganados

Por eso, sorprende cuando alguien que no es el propio Sinner, con el que protagonizó una final para el recuerdo hace escasos días en Pekín, le hace sombra con su arma predilecta, se sorprende. Y se reclama más a sí mismo, porque en sus esquemas siempre manda, valga la reduncia, la opción de mandar en el juego. De ser él el que dictamina, gane o pierda, a qué se juega. Algo que no pasó durante un buen tramo del partido en la segunda ronda ante el chino Yibing Wu, que le forzó a exprimirse en su faceta menos habitual, esa en la que no lleva la iniciativa.

La recuperó en el tramo final. Se sobrepuso Alcaraz, que siempre hace hincapié en que la diferencia entre los buenos y los muy buenos reside en que estos últimos “ganan también cuando no juegan bien”. Y él, huelga decirlo, él es uno de ellos. Y se exige como tal, también en la victoria, que para eso es el heredero del Big Three. Y cómo no, lo hizo tirando, cómo no, de su derecha.

Carlos Alcaraz has won the ATP 500 in Beijing against Jannik Sinner. / Achmad Ibrahim

Esa que Tim Henman califica como “el golpe más devastador” del tenis. Y que es “la mejor de todos los tiempos” para un Mats Wilander que se declara “incapaz de analizar algo que no entiendo. La colocación del golpe de derecha de Alcaraz es muy inusual”. Aunque trata de hacerlo: “La aceleración es increíble. En términos de técnica, no creo haber visto nunca un golpe de derecha mejor. Golpea la pelota con tanta fuerza que nadie espera este tipo de tenis porque, en realidad, nadie más lo hace”.

Monfils, un viejo conocido en tercera ronda

Aún así, a Alcaraz no le basta. Sobre todo en días como el de Wu, donde no la consigue sacar más a relucir. “Tengo que pegar más duro desde la línea de fondo. Él ha pegado hoy más fuerte que yo. En las dos últimas semanas estoy intentando subir a la red lo más rápido posible y estoy intentando conseguir cuantos más golpes ganadores, mejor. Hoy no he podido porque él estaba ahí todo el rato y estaba pegando más fuerte”, explicó el número dos del ranking ATP tras doblegar a Wu.

“No pude encontrar la posición para subir a la red, para conseguir winners. Es impresionante por su parte. Yo, por la mía, intentaré jugar mejor en la próxima ronda y sentirme más cómodo en la pista”. En ella se medirá este miércoles a Gael Monfils, viejo conocido que hace un par de meses le desquició con su juego hasta el punto de reventar su raqueta contra el suelo en la segunda ronda de Cincinnatti.

Síntomas de un bloqueo mental que empezó la dura derrota en la final de los Juegos Olímpicos con Djokovic y se materializó con la tempranera eliminación en el último Grand Slam del año, el US Open. Una mala racha que ya ha dejado atrás para, de una vez por todas, triunfar en la época del año que peor se le ha dado en su incipiente carrera: el otoño.

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