La salida de Dylan Iglesias, los problemas físicos de Luisao Macías y la posibilidad de que Kevin Sánchez promocionase al primer equipo generaron cierta inestabilidad el pasado mes de enero en el juego de bandas del Fabril, que el club coruñés se lanzó presto a solucionarlo con el fichaje de Alioune Badara Mane, Mane (2003). Era el cuarto senegalés que el Dépor incorporaba esta temporada tras Bil, Montapon y Dipanda, este para el Juvenil A. La contratación hasta final de temporada de Mane, quien llegaba después de una experiencia un tanto fallida en el Tenerife, fue la que menos focos acaparó y es la que, con el tiempo, se ha revelado que puede ser más rentable.
Su eclosión definitiva se produjo este pasado fin de semana en la que segunda parte ante el Laredo, donde fue protagonista al marcar los dos primeros goles y al convertirse en asistentes en los dos siguientes de un choque que acabó 1-5 y que le ha puesto el play off de ascenso en bandeja al filial blanquiazul. Fue su estreno goleador esta temporada y la culminación de un proceso en el que llegó casi de manera furtiva y en el que empieza a ser central en el equipo. Es vertical, no se lo piensa, es potente y genera desequilibrio. Manuel Pablo lo alinea por derecha y por izquierda y primero le permitió al técnico bajar a Adrián Guerrero al lateral por la baja de Mardones y ahora, ya con todos de vuelta, el que se ha ido al banquillo es Fabi, básico en otros tramos de la temporada.
La personalidad de Mane ha quedado también demostrada porque, a pesar de que le golpeó el supuesto episodio racista denunciado ante el Rayo Cantabria, supo rehacerse, no dejar de jugar en ningún momento y mejorar sus prestaciones. Vive en la residencia del Dépor junto a sus compatriotas y disfruta de una oportunidad en Europa tras probar fortuna primero en el equipo Sub 20 del Comercial Tiete brasileño del exdeportivista César Sampaio.
