Tras el apagón general que tuvo lugar el pasado lunes 28 de junio muchas personas se han visto de golpe ante una realidad incómoda: nuestra vida cotidiana depende, más de lo que quisiéramos admitir, de los dispositivos electrónicos. En cuestión de minutos se paralizaba casi todo. Desde las comunicaciones más básicas hasta la posibilidad de pagar en una tienda o sacar dinero del cajero. Comer, comprar una medicina o simplemente desplazarse se ha vuelto, en algunos casos, una auténtica odisea.
Este tipo de situaciones extremas (aunque poco frecuentes) han reabierto un debate que parecía ya olvidado y es si deberíamos tener dinero en efectivo guardado en casa para casos así.
Durante décadas el uso del efectivo ha ido desapareciendo poco a poco de los hábitos financieros de los ciudadanos. Hoy por hoy, la gran mayoría utiliza tarjetas bancarias, aplicaciones móviles o incluso relojes inteligentes para realizar cualquier tipo de transacción. El dinero físico ha quedado relegado a un papel casi testimonial, una especie de plan B que no muchos contemplan… hasta que el plan A falla, como ocurría el lunes.
-En este contexto el Banco de España recordaba que, si bien no es necesario guardar grandes cantidades de dinero en casa, sí podía ser útil contar con una pequeña reserva para imprevistos aunque subrayaba que “no es necesario guardar dinero en casa” y que lo más recomendable sigue siendo disponer del fondo de emergencia en una cuenta bancaria con disponibilidad inmediata.
Aun así reconocen que hay personas que se sienten más seguras guardando algo en casa “por si ocurre cualquier emergencia”. Según la institución esto es legítimo siempre que ese dinero tenga un origen lícito y esté debidamente declarado ante la Agencia Tributaria. En cuanto a si hay un límite el Banco de España aclara que legalmente no existe una cantidad máxima, pero Hacienda sí puede interesarse por estos fondos en el marco de su lucha contra el fraude fiscal.
Más allá del apagón el mensaje del Banco de España es claro: tener un colchón financiero es esencial para afrontar situaciones inesperadas. Y no solo se refiere a apagones, también a cosas más comunes como una avería del coche, una urgencia médica o una reparación en casa. La institución recomienda tener un fondo de emergencia que cubra entre tres y seis meses de gastos fijos mensuales (como vivienda, alimentación, suministros o transporte), aunque esa cifra puede variar según las circunstancias de cada hogar.